COLEGIOBRAVO PAEZ I.E.D
PROGRAMA DE ARTICULACIÓN CUERPO Y EDUCACIÓN II
ESPACIO ACADEMICO PRESENCIAL: 5º
TEMA: EL MOVIMIENTO COMO MEDIO DE ADQUISICIÓN DE CONOCIMIENTOS.
El movimiento como agente de conocimiento del propio sujeto y de su entorno y la utilidad prestada como método de educación a lo largo de los diferentes momentos históricos, llama la atención sobre la contribución que el análisis de las capacidades motrices ha prestado en el avance de diferentes disciplinas que han estudiado la evolución humana. En este sentido, el estudio de las capacidades motrices del hombre y su relación con la evolución de los distintos tipos humanos, sociedades y culturas que han abordado disciplinas como la Prehistoria, Arqueología, Antropología…. constituyen una diferente perspectiva de la función de conocimiento que no debe ser ignorada desde el estudio de la Historia de la Educación Física.
El estudio histórico de las funciones que las distintas sociedades han atribuido al movimiento corporal nos muestra que éstas han sido muy variadas y con diferente valor en cada momento y en cada contexto. Entre ellas, la función de conocimiento que ha venido prestando el movimiento y la actividad física al ser humano tanto a nivel individual como en las diferentes sociedades y culturas, es un concepto básico que ha sido mencionado en múltiples ocasiones.
El movimiento como instrumento cognitivo es fundamental en el desarrollo de las personas. El movimiento es imprescindible tanto para conocerse a sí mismo como para explorar y estructurar el entorno inmediato. Este aspecto ha sido objeto de estudio de varios autores de nuestro país, entre los que podemos destacar a HERNANDEZ ALVAREZ, J.L. Y VELAZQUEZ BUENDIA, R. (1996:76), quienes afirman:
Que "A través de las percepciones sensomotrices (la persona), durante su desarrollo y crecimiento, toma conciencia del propio cuerpo y del mundo que le rodea". Podemos destacar a Rousseau, quien escribe su planteamiento educativo en "Emilio" con exposiciones teóricas como:
"Si queréis cultivar la inteligencia de vuestro alumno, cuidad bien de las fuerzas que debe gobernar. Debéis procurar de forma continua que ejercite su cuerpo; hacerle robusto y sano, con el fin de hacerle racional y un hombre cuerdo". (Rousseau, 1976:177)
Otras corrientes más modernas dentro de la Educación Física, como la psicomotricidad, han utilizado el movimiento como un método educativo, y así Le Boulch desarrolló su "método psicocinético" como método general de educación. A través de él propugnó la interdisciplinaridad de diferentes aspectos de la educación intelectual y física que pueden ser aprendidos, desarrollados o potenciados a través del movimiento humano, principalmente en las primeras edades. En su obra La educación por el movimiento (en español en 1972), una de las piedras bases de esta corriente, definió el esquema corporal como la imagen del cuerpo, intuición global, o conocimiento inmediato del individuo de su propio cuerpo en estado de reposo o en movimiento, en función de la interrelación de sus partes y, sobre todo, de su relación con el espacio y los objetos que le rodean.
La Psicomotricidad, como sabemos, surge como tendencia educativa a finales de la década de los cincuenta en Francia. Algunas investigaciones en el campo de la neurofisiología y la neuropsiquiatría pueden ser observadas como sus antecedentes. Así trabajos como los de Piaget, quien establecía y observaba un paralelismo entre el desarrollo motor y la personalidad; las conclusiones de los trabajos de Wallon, sobre el tono muscular y la personalidad; las de Guilmain sobre las consecuencias reeducativas del paralelismo entre el comportamiento general del niño y el comportamiento psicomotor o las de Ajuriaguerra en torno al desarrollo motor, la maduración motriz y el desarrollo de los sistemas de referencia; es decir entre los aspectos espacial y temporal del movimiento y la evolución de los instrumentos semióticos como el lenguaje y la representación mental.
Pero en la base de nuestra civilización podemos decir que ya subyacía la idea del movimiento como fuente de conocimiento en el inconsciente de nuestra "colectividad". Intuitivamente o por observación directa de la naturaleza humana, y como en muchos otros ámbitos del saber, muchos siglos antes, la Educación Física había sido usada por los griegos como principal método educativo y principal pilar en la formación del ciudadano ateniense. Muchos autores han escrito y ofrecen sus conocimientos sobre aquella realidad en múltiples obras.
Entre ellos podemos recordar a Marrou, quien publicó su interesante Historia de la Educación en la Antigüedad en 1971. En ella dedica un capítulo específico a la Educación Física y desarrolla y pormenoriza sus planteamientos en torno a que en la educación ateniense:
"La educación física es la que ocupa el lugar de honor en la enseñanza arcaica" (Marrou, 1985:63) "la gimnasia sigue siendo, por lo menos a principios del período helenístico, el elemento característico, si no el preponderante, de la formación de joven griego" (Ibídem: 156).
Podemos recordar a muchos otros. Así, la clásica obra de Carl Diem, Historia de los Deportes (1966) recoge de forma concreta la interesante labor educativa de los griegos a través de la actividad física y las teorías y prácticas con las se enfocaba la educación de los vástagos de las elites helenas. Entre las conclusiones de sus investigaciones, recoge las recomendaciones de los filósofos griegos:
"Platón recomendó los ejercicios físicos para los niños pequeños, "adecuando" los ejercicios al crecimiento hasta cumplir los 20 años. Los niños deberían formarse ante todo físicamente hasta los 10 años, y sólo entonces aprender a leer y escribir. El crecimiento de los niños debe acompañarse "con el contrapeso de múltiples y adecuados esfuerzos". (Diem, 1966:129) "Las diferentes edades tenían un adecuado programa de ejercicios" (Ibídem: 133)
Todos estos aspectos en cuanto a la función atribuida a la actividad física como instrumento pedagógico o de conocimiento, han sido tratados y estudiados como parte de los contenidos teóricos que recoge el área de la Educación Física, aunque la profundización y el análisis de muchos aspectos no haya obviamente concluido.
El aspecto de la capacidad motriz y las posibilidades de movimiento es un punto de confluencia de la Historia de la Actividad Física y de las investigaciones de disciplinas como la Prehistoria, Arqueología o Antropología.
la capacidad de movimiento y de actividad física es un instrumento imprescindible para el hombre en el conocimiento de sí mismo y de su entorno inmediato, éste aspecto ha estado implícito en el discurrir de muchas otras disciplinas, no sólo en la Educación Física. La capacidad de movimiento, sus matices y evoluciones han sido estimados y observados desde muchas perspectivas y disciplinas, aún sin haberse hecho explícito. Siempre la capacidad motriz ha aparecido paralela al grado de evolución y desarrollo del hombre y ha servido para conocer sus patologías y deficiencias, que en multitud de ocasiones también son tratadas a través de determinadas y concretas actividades físicas. Y además, y como consecuencia, las posibilidades motrices humanas son seguidas y rastreadas como bases concluyentes y definitivas por las ciencias sociales que estudian las diferentes culturas humanas, los diferentes grupos de hombres y su evolución hasta llegar al Homo sapiens sapiens que habita la tierra.
COLEGIO BRAVO PAEZ I.E.D
PROGRAMA DE ARTICULACIÓN CUERPO Y EDUCACIÓN II
ESPACIO ACADEMICO PRESENCIAL: 6º
TEMA: EL MOVIMIENTO COMO MEDIO FORMATIVO Y EDUCATIVO
La primera experiencia del ser humano y la primera forma de conocimiento es el cuerpo. (Laín Entralgo, 1989). En este sentido, consideramos que nuestra primera realidad es "mi cuerpo" (Merleau-Ponty, 1945). Pero para poder interactuar y relacionarse con el medio, con el entorno más inmediato, el ser humano necesita el movimiento (Gruppe, 1976), de manera que cuerpo y movimiento representan dos realidades, y éste último va a ser el medio para conocer el mundo que nos rodea, en el sentido apuntado por el profesor Cagigal (1979).
El cuerpo recoge la totalidad del sujeto que piensa, que se expresa, que se relaciona, que se mueve, y que actúa como un ser integral. En este contexto es en el que se inscribe nuestra labor de educadores, el ámbito de la Educación Física (Lora, 1991)..
La importancia del movimiento en nuestra labor es grande, máxime en los estadios más elementales de la formación del ser humano, y prueba de ello es que el empleo del movimiento es lo que caracteriza a la educación física como tal rama de actividad dentro del conjunto de actividades que es la educación, en general.
Aún siendo indispensable el conocimiento de la motricidad humana y su constante evolución a lo largo de todas las edades del hombre, tarea en la que los esfuezos realizados han sido muy importantes (por ejemplo, Rigal; 1987), este cúmulo de conocimientos adquiere un carácter instrumental, proporcionando más posibilidades a la hora de diseñar estrategias mejor fundadas para el aprendizaje eficaz de los alumnos (Vázquez; 2001).
El movimiento es un elemento clave dentro de la educación psicomotriz, que emplearemos como apoyo de los aprendizajes escolares, y más desde que la tradicional separación del dualismo cartesiano entre mente y cuerpo va quedando desterrada de los planteamientos educativos. El significado educativo del movimiento es consciente y racional, y además posee un componente afectivo y simbólico.
En la interpretación psicocinética de la Educación Física, el movimiento humano es utilizado como un método general de educación. Le Bouch (1976) piensa que el desarrollo psicomotor del niño es la base central de su personalidad, representado en su "esquema corporal", a partir del cual nos debemos plantear como objetivos de nuestra acción educativa: cómo mejorar el conocimiento y aceptación de uno mismo, cómo mejorar el ajuste de su conducta, cómo lograr una auténtica autonomía de la persona y cómo lograr que el alumno acceda a otras responsabilidades en el marco de la vida social.
Interrelación de las funciones motrices y las funciones cognitivas.
En el ámbito educativo, con frecuencia absorbida por una práctica rutinaria y la urgencia de la tarea diaria, no se ha reflexionado o se ha infravalorado la importancia de los estilos de aprendizaje y las funciones cognitivas en el proceso de aprendizaje de las habilidades motrices (García Ruso; 1997). Los intentos por identificar e incorporar la jerarquía de las estructuras cognitivas implicadas en diferentes situaciones de aprendizaje ha tenido un eco favorable desde épocas relativamente recientes, especialmente a partir de los años 60 y 70 (Seefeldt, 1988), tal y como veremos a continuación, fijándonos en los modelos de mayor aceptación, de Hebb y Bruner.
La hipótesis de Hebb (1949) trata de cómo las experiencias afectan al aprendizaje. Hipotetizó que los movimientos, las conductas, si se repiten de manera eficiente se incorporan a las conexiones neuronales que tienen lugar en el sistema nervioso central (filosofía que subyace en los programas motores y la memoria motora).
El control de movimientos similares es transferido a partir de una serie de estímulos a los procesos nerviosos centrales, el cual libera al sujeto perceptor de la necesidad de concentrarse en un sin número de estímulos. Como resultado, la atención puede ser focalizada en los elementos importantes de las tareas más complejas.
Experiencias adicionales añadidas al conjunto de conexiones neuronales y fases de conexiones sucesivas, incrementan la probabilidad de transferir idénticos componentes de una a otra tarea. Mientras tanto, el extenso repertorio motor adquirido disminuye la probabilidad de respuestas inapropiadas.
El modelo de Hebb sugiere que esta experiencia, extendida a una gran variedad de tareas, ayuda en: a) la selección del estímulo apropiado, b) efectuar discriminaciones ajustadas a la respuesta más adecuada, c) atender a la tarea durante largos períodos de tiempo, d) conseguir una habilidad para depender cada vez más de la transferencia de conexiones ya aprendidas, e) adquirir habilidad para retener más de entre el repertorio aprendido por integración y experiencia previa, y f) eliminar las respuestas y conductas inadecuadas dentro de un repertorio de conductas disponibles.
El concurrente e inseparable desarrollo de los procesos cognitivos y motores en las etapas más tempranas ha sido enfatizado por Bruner (1969). Observó que la habilidad para resolver problemas que requieran una respuesta motora es un proceso que se inicia podo después del nacimiento.
Los movimientos iniciales del niño no son respuestas al azar, pero representan soluciones a hipótesis a un único problema en la etapa del desarrollo temprano. Fuera de estos movimientos, el niño desarrolla una jerarquía de funciones que le proporcionan la base del futuro aprendizaje. La habilidad para realizar complejas operaciones motoras y la transferencia mecanismos (diferenciación, modulación, sustitución, integración secuencial, colocación e interiorización de la acción) a muchas tareas motoras durante los primeros dos años de vida, superan a la importancia de una abundante estimulación en la primera infancia, pese al gran valor de ésta última. Todo ello nos ilustra sobre la necesidad de un estudio concurrente del desarrollo cognitivo y motor durante los períodos de la infancia y adolescencia.
El acceso a la locomoción incrementa la oportunidad de estimulación sensorial disponible por el sujeto, con ello crece el repertorio motor, que abre paso a nuevas experiencias sensoriales que contribuye a la variedad y frecuencia de las respuestas motoras. El creciente repertorio de patrones motores proporciona más posibilidades de actuar, y a su vez una proporción creciente de respuestas exitosas contribuye a la búsqueda de una estimulación adicional deseable.
Este ciclo de auto-sustentación tiene lugar con la provisión de estímulos apropiados que contiene el entorno y ante los que el niño tiene la oportunidad de formular respuestas motoras (y entre otras: las habilidades deportivas básicas, en el sentido propuesto por ejemplo por Castejón, 2003). Una abundante experiencia que culmina en respuestas motoras apropiadas en edad temprana, es la vía más eficiente para establecer la aptitud necesaria para el aprendizaje consiguiente, buena parte del cual tendrá lugar en un entorno privilegiado, que es la escuela.